domingo, 24 de mayo de 2009

BAÑOS DE PUREZA/ CIUDADDELROMANCEENFURECIDO


Sabía que a la vuelta de la esquina estaba una feria olvidada y evitaba pasar por ahí. No quería ser el complemento de aquel patético cuadro. Tenía que volver, ordenar algunas cosas, deseaba bañarse, revisar su correo, un vaso de sprite con hielos y dormir. Esa tarde prefirió simplemente evitar la esquina con la feria abandonada.

Las tasas que giran amorcilladas la aturdían. Escuchaba risas antiguas de la canastilla de una rueda de la fortuna oxidada. Cambió de trayectoria sobre la Juárez. -"Disculpaméeeeeeeeeeeeeeeeeeeee"-, escucha muy cerca de la nuca. -"Sos Elena, la perfecta extraña que me entrevistoooooooooooo". Voltea sobre su hombro. Fade out.

Amordazada, en una silla, espera lo peor. Sabe del historial. Ella misma lo grabó. Mermelada en los senos que no se endurecen como un reflejo mental que evita la excitación natural al contacto con algo frio. Lame un nueve de copas que aunque es de cartón, brilla su filo luego de que Nueve Copas lo enjuaga con la lengua.
































































































































































sábado, 16 de mayo de 2009

TONO PARDO

Pálido en tarde que se oscurece y nuevamente vuelve a tener luz duotono rojo, azul, rojo azul, rojo, azul, colandose por la ventana. Su lapiz, el más labial, me pinta la zona dulce. Se colapsa su lengua en el palindroma que forma su nombre. Reconoce la mirada, trépida, en acento, esdrújula mujer, la más labial que conozco.
Gorostiza apartado con post it le dice "A veces me dan ganas de llorar, pero las suple el mar". Le pones dilatador del tiempo a las ideas y yo también preciso que debo irme a vivir en tí. Un lento corrector de vida requieres, y yo también. No nos dicen nada. No se escucha nada, sólo sabemos por el destello de rojo, azul, rojo, azul que se fuga por la ventana, por debajo de la puerta, por el quisio, por el gozne de la puerta, por la retícula de tus cristales ojos, los más encendidos que conozco, que te he visto.
Controlamos la aritmia que produce todo esto. Más dilatador de tiempo por que esta vez ya nadie nos persigue.

miércoles, 13 de mayo de 2009

NUEVECOPAS/ BAÑOS DE PUREZA IV

Como si pusiera la grabadora en mi buró, segura, aventé la cámara sobre la mesita de aquella sala naranja con vivos rojos de siluetas orientales e hilos dorados colgando de la parte de abajo. No tenía que decir que la entrevista había comenzado.
Estaba apunto de terminar de decirle: "Buenas tar.." cuando irrumpió con un grito en argentinísimo acento: "Disculpameeeeeeeeeeeeeé!, vos querés grabar absolutamente todo de lo que acá hablemosssss". Salió del presupuesto la pregunta y le dije sólo con la mirada, sí.
No podía creerlo. Lo que decían era cierto y apenas daba un sorbo a un ron con limón agua y coca, y ya reafirmaba lo que sabía.
"¿Reconocés esta rúbrica?", me dijo como si fuera la primera vez que lo dijera a alguién. Un nueve de copas arrugado que dice se encontró años atrás en una playa michoacana donde ha pasado la mayoría de sus años en México. Claro, salvo sus ocasionales salidas.
-Sos una perfecta extraña en el medio, ¿Elena dijísté?...te voy a contar...

martes, 12 de mayo de 2009

BAÑOS DE PUREZA. III

Calle José Martí, extraña para cualquiera pero más para mí. La dulce sensación de estar tan cerca, entrar caminando, subir, ver alfombras quemadas, sillones de lona. Pasar. Cerrar. Leer indicaciones claras en caso de incendio o terremoto y la hora de entrega. Llave de rectangular llavero. El plástico intenso cae sobre una repisa de loza parecida al marmol que hacía juego con ambos retretes paralelos armonizados por interminables gotas.
Distancia prudente. Momento mínimo y una perilla que brota de la pered perlada con el señalamiento universal: off/on.
Captura de gráficas. Nada queremos simplemente olvidar ahora e inmortalizamos. Quedó el testimonio luego de una intensa luz blanca que ilumina efímera. Aprisa salgo. José Martí se ilumina. Largo invertebrado me traslada. Tenía que buscar el uniforme de su hijo. Yo debía regresar.

domingo, 10 de mayo de 2009

Lonlynaits. BAÑOS DE PUREZA

Una extraña silueta se veía caminando por el parque de MexiMora entre las 7 y las 8 de la noche. Acostumbrado a vivir en la más absoluta de las soledades, para Jacinto Ramírez Ullóa, el "Lonlynaits", esa era una tarde exactamente igual al resto de las tardes de su vida. El silencio lo aturdía a diario. Dejó de hablar con casi todas las personas (excepto con Gloria) y ya era un hilillo de voz lo que le quedaba en la garganta a falta de ejercitarla.
El contraluz que provocaba después de las 8 de la noche la iluminación del parque en donde acotumbraba sentarse a leer, hacían que su figura pasara de extraña a emblemática. Algunos niños "piratitas" ofertaban incluso entre los turistas contar la leyenda de -el Chito-, ahora mitificado: el "Lonlynaits".
Las leyendas eran unas historias llenas de clichés que iban desde colocarlo como un ex guerrillero que cansado de una lucha perdida en sudamérica prefirió llegar a tierras guanajuatenses a instalarse en una profunda soledad, hasta los mitos más horribles que lo ponía como un pederasta, violador en serie, que luego de asesinar a su casera en Buenos Aires, logró huir a México.
El apodo lo había puesto Mike, el hijo mexicano de un gringo que se casó con Gloria, la dueña del café Bellonia.
Nadie sabia en realidad lo que Jacinto pasaba, pero no había mejor apodo para la esfinge viva de una desertica alma. "Lonlynaits" que no buscaba cambiar esa condición, pero que tampoco renunciaba a la vida aun cuando era practicamente un muerto ambulante.
Gloria lo entendía. En las brevísimas charlas que tenía con él luego de entregarle el cambio del café de vainilla francesa que acostumbraba beber a diario, Gloria había aprendido a remover las lozas más pesadas, murallas casi imbatibles de la vida de Jacinto, que sin ser un asesino, realmente sentía ganas de matar a aquellos seres de no más de metro y medio que se decían al oído, entre risas, cuando pasaba: "inche Lonlynaits, ¿sí habrá quien le haga el paro?", para después estallar en una carcajada, ruido de tormeta lejana en la cabeza agachada de Jacinto Ramiréz Ullóa, el "Lonlynaits".